Aunar en una misma frase a Frank Miller y Batman ya debería ser motivo más que suficiente para, al menos, suscitar interés en el lector. Actualmente Miller es más que conocido, no sólo entre los amantes del cómic, también gracias a sus adaptaciones cinematográficas (Sin City y 300) que llevaron sus historias a una divulgación mucho mayor. Si a esta ecuación añadimos el elemento de Batman tenemos una bomba entre las manos, pues aquel que aún no conozca al Caballero de Gotham, sea cual sea el medio, quizá debería cuestionarse qué demonios ha hecho con su vida.
En esta ocasión, ECC Ediciones nos trae una joya de la novela gráfica, Batman – El regreso del caballero oscuro, una edición en cartoné de 240 páginas que hará las delicias de cualquier coleccionista. En 1986 vio la luz por primera vez esta genial obra, con Frank Miller a cargo del guión y dibujo, Klaus Janson como entintador y Lynn Varley (una vez más) dando colorido a la historia.
Nada más abrir el tomo nos encontramos con ese olorcillo característico de los tebeos, ese aroma tan peculiar que pese a las nuevas tecnologías sigue llevándonos a desear el peso y la incomodidad de una novela en nuestras manos y posterior acumulación de polvo en nuestras estanterías. En las primeras páginas, Frank Miller lleva a cabo la introducción de su propia obra, tratando la dificultad con la que antaño se encontraban los autores de este mundillo ante las críticas e impresiones que tenía el mundo en general sobre los cómics, así como lo que buscaba mostrar con sus obras, tanto El regreso del caballero oscuro, como su posterior continuación, El contraataque del caballero oscuro.
Tras esto, encontramos un pequeño artículo de James Olsen titulado “La verdad al poder”. Muchos de estos detalles normalmente pasan desapercibidos en los cómics, en ocasiones no les damos la importancia que se merecen quizá porque en muchos son poco más que morralla o una forma de rellenar páginas. Este no es el caso, es una visión corta aunque particular sobre Batman, el héroe marginado e incomprendido en la gran liga superheroica compuesta por el Universo DC.
Hecho este breve vistazo a las primeras páginas nos sumergimos en el meollo de la cuestión, en lo que nos interesa realmente.
Batman: el regreso del caballero oscuro
El tomo único que nos trae ECC es una recopilación de la miniserie original dividida en cuatro partes: El regreso (I), el triunfo (II), la caza (III) y la caída del caballero oscuro (IV).
Al inicio de la obra nos encontramos con un Bruce Wayne cincuentón sumergido en los deportes de riesgo, más concretamente, como piloto de un ataúd con ruedas (piloto de carreras extremas con coches que alcanzan velocidades de tres dígitos superiores a las que deberían). Ya en la primera página vemos que algo no va bien, que algo le ha pasado a Batman y que esta historia, aunque sin abandonar la esencia del héroe, nos traerá una visión alternativa de éste.
Se trata de un hombre que ha perdido su chispa, aquello que lo impulsaba a realizar proezas imposibles (al menos, de la magnitud de un superhéroe, ya que sobrevivir al accidente inicial sigue siendo algo a tener muy en cuenta). Batman se ha jubilado, ha colgado la capa, guardado en el cajón sus utensilios de combate, perdido las llaves del batmóvil y demás chismes ingeniosos. Todo sucede a raíz de la muerte de Jason Todd, el último Robin (en esta línea temporal alternativa, en la serie regular han tenido cabida otros chicos maravilla). Una muerte que marcó un antes y un después en su vida, llevándolo a retirarse por completo de su vendetta personal, ese camino que había forjado desde la muerte de sus padres para librar Gotham del crimen en sus calles.
Bruce Wayne después de todo este tiempo sigue atormentado por su pasado, por los recuerdos de sus fracasos, la muerte de sus padres y el terror en forma de murciélago que adoptó como poder para vencer a sus enemigos. Vemos a un viejo consumido que reprime al héroe en su interior, mostrando sus verdaderos impulsos, sus verdaderos deseos y cómo ante los cambios en su mundo, la nueva oleada de crimen que asola Gotham, termina por derrumbar las barreras que mantenían a Batman a raya durante diez años.
El crimen ha cambiado, aunque su esencia siga siendo la misma. Los villanos a los que se enfrentaba hace una década están encerrados en la institución mental de Arkham, pero una buena banda de jóvenes psicópatas con el lema de “rajar y picar” domina las calles: los Mutantes.
El mundo se encuentra sumido en una locura que a muchos nos parecerá un fiel reflejo (aunque exagerado en algunos aspectos) de la realidad. La televisión nos muestra una visión absurda de la realidad, contándonos noticias que no nos interesan en absoluto o dando argumentos hilarantes tales como que la ola de calor es el motivo por el cual los criminales cometen cada vez más delitos o que una actriz porno protagonizará una versión de Blancanieves y que lo hará por los niños (con un par…).
Citando a Frank Miller: “Lo que yo buscaba era usar el mundo criminal que me rodeaba para retratar un mundo que necesitaba un obsesivo, hercúleo y casi maníaco genio para poner orden. Pero esa era solo una parte del trabajo. Guardé mi veneno más asqueroso, no para el Joker o para Dos Caras, sino para las sosas y complacientes cabezas parlantes que escribían penosas crónicas sobre los enormes conflictos de la época. ¿Qué harían esas personitas si los gigantes invadieran la Tierra? ¿Cómo mirarían a un poderoso, exigente e impenitente héroe? ¿O a un villano cuya alma es tan negra como la muerte?”
Esto es algo que vemos constantemente en la novela, ya que la importancia de los medios de comunicación, de los gobernantes y demás personal, adquiere una importancia constante, como una crítica en la que muestra lo absurdo de una opinión, cuanto mal puede hacer sobre una sociedad que no es crítica ni realmente valorativa y se consume por el miedo.
La reaparición de Batman en sociedad genera un gran revuelo. Podemos ver claramente como empieza a gestarse una visión negativa, una opinión que se va extendiendo como una enfermedad terriblemente contagiosa que trata al héroe como villano y, lo que es peor, que lo culpa de las atrocidades cometidas por los villanos reales. Bebemos de la locura del mundo que Fran Miller quiere transmitirnos.
Las primeras escenas de acción del Caballero Oscuro son simplemente geniales. Disfruta con lo que hace, vuelve a sentirse joven y actúa con una dureza implacable. El análisis de las situaciones con las que se enfrenta, su cruda opinión de los hechos y los actos que lleva a cabo componen unas escenas simplemente geniales. A esto le sumamos el hecho, la tensión, de que Batman aunque sigue siendo letal, ya no es el hombre joven y hercúleo de antaño, sino un quincuagenario señor que tiene cada vez más dificultades para hacer frente a sus rivales.
Poco a poco, la trama va sufriendo un crescendo que te atrapa y te lleva a pedir saber más de cuanto acontece. Disfrutaremos de la aparición estelar de antiguos villanos como Dos Caras y Joker, así como héroes de la talla de Superman (extremo opuesto a Batman, genial la dualidad que se muestra a lo largo de la historia así como su desenlace) o un desvirtuado Oliver Queen. No podía faltar tampoco la presencia del mítico mayordomo, Alfred Pennyworth y sus ingeniosos comentarios, al igual que la voz de la razón y conciencia del veterano comisario Gordon. También volveremos a contar con la presencia de Robin, esta vez transformado en la chica maravilla, Carrie Kelly, que da un empujón decisivo a los ideales de Batman para continuar con su camino.
Sin querer correr el riesgo de destripar los elementos más cruciales e interesantes de la obra, me detendré en este aspecto, pero animando al lector que aún desconozca la obra que le dé la oportunidad de dejarse llevar por la magia, la violencia e interesante trama que nos brinda Frank Miller.
El impacto visual
Los que hemos leído algunas de las obras de Frank Miller sabemos que el dibujo no es precisamente su punto fuerte. En su carrera nos encontramos con cómics realmente geniales a nivel de guión, pero el dibujo es algo que ha generado más opiniones negativas que positivas hasta la fecha.
Un dibujo de trazo irregular, con unas formas que a veces te llevan a no saber diferenciar donde se separa una articulación de otra. Dibujos que en ocasiones parecen más un garabato que las obras de arte a las que algunos artistas nos tienen tan malacostumbrados. En definitiva, se trata de un gran guionista que con sus lápices no llega a dar la talla de su historia. Y pese a todo, creo que sin ese dibujo, sus cómics no tendrían el mismo impacto que han tenido sobre sus lectores.
Gran parte de ello se debe al color que Lynn Varley ha dado en casi todas sus obras, dándole unas sensaciones y profundidad que claramente su dibujo, sin más, no habría conseguido jamás. Pero tampoco debemos quitarle mérito, pues pese a sus defectos, es un estilo inconfundible y personal al que a veces le coges incluso cariño (en el caso de El contraataque del caballero oscuro es algo imposible, por mucho color que le dé Varley).
No obstante, creo que las primeras páginas del cómic podrían considerarse una de sus mejores obras como dibujante, aunque después vaya notándose como la calidad va desmejorando paulatinamente, como si la mano se le fuese cansando y tratase de mostrar cuán harto está de seguir trazando con el maldito lápiz. Por suerte, el final de la obra suple esta carencia con un guión increíble,
Extras
En esta ocasión, ECC Ediciones nos trae una joya de la novela gráfica, Batman – El regreso del caballero oscuro, una edición en cartoné de 240 páginas que hará las delicias de cualquier coleccionista. En 1986 vio la luz por primera vez esta genial obra, con Frank Miller a cargo del guión y dibujo, Klaus Janson como entintador y Lynn Varley (una vez más) dando colorido a la historia.
Nada más abrir el tomo nos encontramos con ese olorcillo característico de los tebeos, ese aroma tan peculiar que pese a las nuevas tecnologías sigue llevándonos a desear el peso y la incomodidad de una novela en nuestras manos y posterior acumulación de polvo en nuestras estanterías. En las primeras páginas, Frank Miller lleva a cabo la introducción de su propia obra, tratando la dificultad con la que antaño se encontraban los autores de este mundillo ante las críticas e impresiones que tenía el mundo en general sobre los cómics, así como lo que buscaba mostrar con sus obras, tanto El regreso del caballero oscuro, como su posterior continuación, El contraataque del caballero oscuro.
Tras esto, encontramos un pequeño artículo de James Olsen titulado “La verdad al poder”. Muchos de estos detalles normalmente pasan desapercibidos en los cómics, en ocasiones no les damos la importancia que se merecen quizá porque en muchos son poco más que morralla o una forma de rellenar páginas. Este no es el caso, es una visión corta aunque particular sobre Batman, el héroe marginado e incomprendido en la gran liga superheroica compuesta por el Universo DC.
Hecho este breve vistazo a las primeras páginas nos sumergimos en el meollo de la cuestión, en lo que nos interesa realmente.
Batman: el regreso del caballero oscuro
El tomo único que nos trae ECC es una recopilación de la miniserie original dividida en cuatro partes: El regreso (I), el triunfo (II), la caza (III) y la caída del caballero oscuro (IV).
Al inicio de la obra nos encontramos con un Bruce Wayne cincuentón sumergido en los deportes de riesgo, más concretamente, como piloto de un ataúd con ruedas (piloto de carreras extremas con coches que alcanzan velocidades de tres dígitos superiores a las que deberían). Ya en la primera página vemos que algo no va bien, que algo le ha pasado a Batman y que esta historia, aunque sin abandonar la esencia del héroe, nos traerá una visión alternativa de éste.
Se trata de un hombre que ha perdido su chispa, aquello que lo impulsaba a realizar proezas imposibles (al menos, de la magnitud de un superhéroe, ya que sobrevivir al accidente inicial sigue siendo algo a tener muy en cuenta). Batman se ha jubilado, ha colgado la capa, guardado en el cajón sus utensilios de combate, perdido las llaves del batmóvil y demás chismes ingeniosos. Todo sucede a raíz de la muerte de Jason Todd, el último Robin (en esta línea temporal alternativa, en la serie regular han tenido cabida otros chicos maravilla). Una muerte que marcó un antes y un después en su vida, llevándolo a retirarse por completo de su vendetta personal, ese camino que había forjado desde la muerte de sus padres para librar Gotham del crimen en sus calles.
Bruce Wayne después de todo este tiempo sigue atormentado por su pasado, por los recuerdos de sus fracasos, la muerte de sus padres y el terror en forma de murciélago que adoptó como poder para vencer a sus enemigos. Vemos a un viejo consumido que reprime al héroe en su interior, mostrando sus verdaderos impulsos, sus verdaderos deseos y cómo ante los cambios en su mundo, la nueva oleada de crimen que asola Gotham, termina por derrumbar las barreras que mantenían a Batman a raya durante diez años.
El crimen ha cambiado, aunque su esencia siga siendo la misma. Los villanos a los que se enfrentaba hace una década están encerrados en la institución mental de Arkham, pero una buena banda de jóvenes psicópatas con el lema de “rajar y picar” domina las calles: los Mutantes.
El mundo se encuentra sumido en una locura que a muchos nos parecerá un fiel reflejo (aunque exagerado en algunos aspectos) de la realidad. La televisión nos muestra una visión absurda de la realidad, contándonos noticias que no nos interesan en absoluto o dando argumentos hilarantes tales como que la ola de calor es el motivo por el cual los criminales cometen cada vez más delitos o que una actriz porno protagonizará una versión de Blancanieves y que lo hará por los niños (con un par…).
Citando a Frank Miller: “Lo que yo buscaba era usar el mundo criminal que me rodeaba para retratar un mundo que necesitaba un obsesivo, hercúleo y casi maníaco genio para poner orden. Pero esa era solo una parte del trabajo. Guardé mi veneno más asqueroso, no para el Joker o para Dos Caras, sino para las sosas y complacientes cabezas parlantes que escribían penosas crónicas sobre los enormes conflictos de la época. ¿Qué harían esas personitas si los gigantes invadieran la Tierra? ¿Cómo mirarían a un poderoso, exigente e impenitente héroe? ¿O a un villano cuya alma es tan negra como la muerte?”
Esto es algo que vemos constantemente en la novela, ya que la importancia de los medios de comunicación, de los gobernantes y demás personal, adquiere una importancia constante, como una crítica en la que muestra lo absurdo de una opinión, cuanto mal puede hacer sobre una sociedad que no es crítica ni realmente valorativa y se consume por el miedo.
La reaparición de Batman en sociedad genera un gran revuelo. Podemos ver claramente como empieza a gestarse una visión negativa, una opinión que se va extendiendo como una enfermedad terriblemente contagiosa que trata al héroe como villano y, lo que es peor, que lo culpa de las atrocidades cometidas por los villanos reales. Bebemos de la locura del mundo que Fran Miller quiere transmitirnos.
Las primeras escenas de acción del Caballero Oscuro son simplemente geniales. Disfruta con lo que hace, vuelve a sentirse joven y actúa con una dureza implacable. El análisis de las situaciones con las que se enfrenta, su cruda opinión de los hechos y los actos que lleva a cabo componen unas escenas simplemente geniales. A esto le sumamos el hecho, la tensión, de que Batman aunque sigue siendo letal, ya no es el hombre joven y hercúleo de antaño, sino un quincuagenario señor que tiene cada vez más dificultades para hacer frente a sus rivales.
Poco a poco, la trama va sufriendo un crescendo que te atrapa y te lleva a pedir saber más de cuanto acontece. Disfrutaremos de la aparición estelar de antiguos villanos como Dos Caras y Joker, así como héroes de la talla de Superman (extremo opuesto a Batman, genial la dualidad que se muestra a lo largo de la historia así como su desenlace) o un desvirtuado Oliver Queen. No podía faltar tampoco la presencia del mítico mayordomo, Alfred Pennyworth y sus ingeniosos comentarios, al igual que la voz de la razón y conciencia del veterano comisario Gordon. También volveremos a contar con la presencia de Robin, esta vez transformado en la chica maravilla, Carrie Kelly, que da un empujón decisivo a los ideales de Batman para continuar con su camino.
Sin querer correr el riesgo de destripar los elementos más cruciales e interesantes de la obra, me detendré en este aspecto, pero animando al lector que aún desconozca la obra que le dé la oportunidad de dejarse llevar por la magia, la violencia e interesante trama que nos brinda Frank Miller.
El impacto visual
Los que hemos leído algunas de las obras de Frank Miller sabemos que el dibujo no es precisamente su punto fuerte. En su carrera nos encontramos con cómics realmente geniales a nivel de guión, pero el dibujo es algo que ha generado más opiniones negativas que positivas hasta la fecha.
Un dibujo de trazo irregular, con unas formas que a veces te llevan a no saber diferenciar donde se separa una articulación de otra. Dibujos que en ocasiones parecen más un garabato que las obras de arte a las que algunos artistas nos tienen tan malacostumbrados. En definitiva, se trata de un gran guionista que con sus lápices no llega a dar la talla de su historia. Y pese a todo, creo que sin ese dibujo, sus cómics no tendrían el mismo impacto que han tenido sobre sus lectores.
Gran parte de ello se debe al color que Lynn Varley ha dado en casi todas sus obras, dándole unas sensaciones y profundidad que claramente su dibujo, sin más, no habría conseguido jamás. Pero tampoco debemos quitarle mérito, pues pese a sus defectos, es un estilo inconfundible y personal al que a veces le coges incluso cariño (en el caso de El contraataque del caballero oscuro es algo imposible, por mucho color que le dé Varley).
No obstante, creo que las primeras páginas del cómic podrían considerarse una de sus mejores obras como dibujante, aunque después vaya notándose como la calidad va desmejorando paulatinamente, como si la mano se le fuese cansando y tratase de mostrar cuán harto está de seguir trazando con el maldito lápiz. Por suerte, el final de la obra suple esta carencia con un guión increíble,
Extras
Como viene siendo normal ya en este tipo de ediciones, nos encontramos con una parte de contenido adicional al final del tomo. En primer lugar, nos encontramos con la propuesta inicial de Frank Miller para el Caballero Oscuro, idea que utilizó finalmente en parte para el inicio de esta novela gráfica así como para Batman: Año Uno. Junto a esto, incluyen algunos de los bocetos iniciales.
Tras esto podemos ver algunas de las portadas especiales realizadas para el cómic y la última sección de los extras, “Del argumento al dibujo”, donde nos muestran algunos de los bocetos de la obra además de la transformación del guión original al dinamismo de las viñetas con comentarios del autor, antes de cerrar con una breve biografía de los autores.
En definitiva, tal como decía al principio, nos encontramos ante una joya de la novela gráfica. Una obra imprescindible para cualquier lector de cómics, aún más para los amantes del Caballero Oscuro. Os animo a darle una oportunidad a los iniciados en el mundillo del cómic además de a los lectores nóveles que no saben por dónde coger la vasta continuidad que han tenido y tienen los cómic de Batman, pues es una historia alternativa que sin perder la esencia le da un lavado de cara al original de Bob Kane.
Como siempre, podéis encontrar esta genial edición de ECC en la librería especializada más cercana.
Tras esto podemos ver algunas de las portadas especiales realizadas para el cómic y la última sección de los extras, “Del argumento al dibujo”, donde nos muestran algunos de los bocetos de la obra además de la transformación del guión original al dinamismo de las viñetas con comentarios del autor, antes de cerrar con una breve biografía de los autores.
En definitiva, tal como decía al principio, nos encontramos ante una joya de la novela gráfica. Una obra imprescindible para cualquier lector de cómics, aún más para los amantes del Caballero Oscuro. Os animo a darle una oportunidad a los iniciados en el mundillo del cómic además de a los lectores nóveles que no saben por dónde coger la vasta continuidad que han tenido y tienen los cómic de Batman, pues es una historia alternativa que sin perder la esencia le da un lavado de cara al original de Bob Kane.
Como siempre, podéis encontrar esta genial edición de ECC en la librería especializada más cercana.