Cómic: review de ‘JLA: Tierra 2’ [ECC Ediciones].

El equipo creativo formado por Grant Morrison (guión) y Frank Quitely (dibujo), del que ya os reseñamos su ‘All-Star Superman’, vuelve a la carga con la reedición de ‘JLA: Tierra 2’, obra publicada originalmente en el 2000. De aquella época, concretamente entre 1996 y 2000, data el arco argumental de la Liga de la Justicia de América escrito por Morrison junto a los dibujantes Howard Porter y Val Semeicks. Si bien esta parte sobre el equipo superheróico más famoso de DC es considerada por muchos, argumentalmente, como una de las mejores, la obra de Quitely y Morrison sobre el mismo grupo la deja totalmente en bragas.

Para ponernos en situación, y debido a la infinidad de cambios que ha sufrido el grupo a lo largo de su historia, el grupo de la saga Morrison estaba compuesto principalmente por: Superman, Batman, Wonder Woman, Green Lantern (Kyle Rayner), Aquaman (en su versión más heavy, con garfio-tridente en vez de mano izquierda), Flash (Wally West) y Detective Marciano. Un grupo de leyendas superheróicas que hará frente a amenazas de proporciones cataclísmicas.

El título de la obra que nos ocupa podría confundir y tomarse en alusión al Multiverso DC, con lo que Tierra-2 sería el hogar de los héroes de antaño, la generación de oro que se inició durante la Segunda Guerra Mundial. Aunque tiene que ver con esta maraña de Tierras paralelas en las que viven las distintas versiones de superhéroes, el título se centra más en la dualidad entre las dos Tierras que se enfrentan durante la trama, que en este caso concreto serían Tierra-1 y Tierra-3 (sin tener en cuenta las distintas Crisis y movidas que han tenido lugar ya).

Pero mejor no entrar en más detalles de este tipo y vamos a lo que realmente importa.

JLA: Tierra 2

La historia comienza con malas noticias y un escape, una imagen espectacular de la Tierra desde la Luna y unas sombras “conocidas” pero con algún que otro cambio. El fugitivo no es otro que Lex Luthor, archienemigo de Superman… o al menos, así es como deberían ser las cosas.

Pues no. Un guión simple por parte de Morrison, a estas alturas, ya podría considerarse prácticamente imposible. El caso es que el Luthor que vemos, embutido en su supertraje verde y morado, recién llegado a la Tierra, se dispone a buscar a los superhéroes del planeta, lo cual nos deja claro que no es “nuestro” Lex.

Tras un acontecimiento con un avión que parece sacado de un capítulo de Expediente X o Fringe, dólares con rostros de presidentes que no deberían serlo y corazones en laterales equivocados del cuerpo humano, se nos presenta de nuevo al bueno de Lex Luthor en un rol al que no estamos acostumbrados: es bueno. Pero bueno de verdad, tanto que en ocasiones roza lo absurdo (como sucede con otros tantos acontecimientos de la obra).

El caso es que el nuevo Lex viene de otra Tierra, una totalmente opuesta que, en lugar de estar protegida por los miembros de la Liga de la Justicia, es corrompida y sodomizada por el Sindicato del Crimen. La Tierra de la que viene, homóloga de antimateria de la de nuestros superhéroes, se encuentra bajo la protección de Luthor, que parece ser el único ser capaz y con ganas de hacer frente a los villanos de su mundo.


El Sindicato del Crimen se nos muestra como una versión bizarra, maligna y distorsionada de cuanto conocemos de la JLA. Tenemos a Ultraman, el superhombre por excelencia, una calcomanía de Kal-El pero en malo, controlador y sin escrúpulos. Junto a él lideran Owlman y Superwoman, las versiones de Batman y Wonder Woman, más crueles y oscuras. Por último, los más lamentables del grupo, esperpentos con superpoderes que surgen de la más abominable vejación de sus homólogos, tenemos a Power Ring y Johnny Quick, que son el reflejo de Green Lantern y Flash. Dan grima y risa a partes iguales.


La visión de Morrison sobre este grupo, aparte de parodiar y ridiculizar hasta cotas inimaginables la figura del superhéroe, denota también aspectos más serios e interesantes que equilibrarán la balanza humorística de la obra. La visión del héroe que predica en la novela es la del ser supremo indestructible, aquel capaz de todo y que no se cuestiona casi nada. Las dudas morales y trascendentales a las que podemos estar acostumbrados actualmente, donde los superhéroes que componen el Universo DC están cada vez más humanizados y puteados por el peso universal que llevan sobre sus hombros, queda casi completamente relegado.

Por otra parte, el aspecto serio en la dualidad entre Tierras, el concepto del bien y el mal, los guiños a la obra clásica de, por ejemplo, Batman, o las consecuencias que tiene vivir en cada uno de los dos mundos, componen una trama rica en detalles que maravillará a más de uno.

En cuanto al dibujo de Frank Quitely, qué decir que no hayamos dicho ya. Al igual que en ‘All-Star Superman’, su trazo es impresionante. El movimiento de los personajes, la fisionomía que los caracteriza así como los increíbles paisajes que plasma en cada página ofrecen un apartado visual increíble.

Quizá el único aspecto negativo, algo que en cierta medida ha conseguido mejorar en algunas obras posteriores, son los rostros de los personajes. En los masculinos puede tratarse simplemente como un estilo personal, pero en las facciones femeninas, sin duda convierte la belleza de Wonder Woman en una hombruna que tira para atrás. Facciones demasiado masculinas y toscas que en el caso de las mujeres no llega a cuajar.

Finalmente, y como no podía ser de otro modo en una edición tan cuidada, nos encontramos con un apartado de extras de 43 páginas titulado ‘La evolución de Tierra 2’. En la sección, ECC nos deja algunos de los bocetos preliminares de Frank Quitely, el guión de Grant Morrison junto a otros bocetos y anotaciones, los diseños de personajes y conceptos, y muchos, muchos más bocetos que completan las páginas finales del volumen.

En conclusión, ‘JLA: Tierra 2’ es una novela gráfica que todo fan de la Liga de la Justicia debe leer. Aunque no es la mejor de las obras de Morrison si mantiene la calidad necesaria para convertir sus casi 100 páginas en una lectura prácticamente obligada y disfrutable. Además, la edición en cartoné de 144 páginas a todo color que nos traer ECC Ediciones hace que merezca la pena.