Este cómic no está basado en una oscarizada película de Hollywood; ni Xavier Carrasco es Robert de Niro ni está obsesionado en demostrar que la violencia domina la noche en la gran ciudad. Sin embargo, en ambos casos el taxi es el gran protagonista, y su conductor es una especie de superhéroe urbano. En el caso de Bié, que es como nuestro dibujante firma sus obras, su heroicidad se manifiesta a través de la constancia, del hecho de conducir un taxi por la noche para poder mantener una familia en tiempos de crisis, sin renunciar a su vocación como artista.Suele decirse en el gremio que, cuando se baja la bandera, empieza el espectáculo y el retrovisor del coche se convierte en una cámara indiscreta. Precisamente por eso, las escenas captadas desde el retrovisor por un dibujante, es lo que se va a encontrar el lector en la obra. La ironía ante la crisis, la resignación ante el infortunio y la realidad de que hay que buscarse la vida de una manera u otra, pero nunca renunciar a los deseos, Bié, el gran facturador según él mismo cuenta, nos demuestra que cuando se hace algo hay que hacerlo bien; y nuestro dibujante, con el volante entre las manos igual que con los pinceles, es un verdadero maestro.
El Taxi Driver de Bié está ambientado en Barcelona, y toda la ciudad se convierte en un gigantesco escenario costumbrista, donde la noche y sus personajes interactúan ante el taxista, como si de una comedia se tratara. El dibujante ha tomado nota de sus mil y una noches dentro de un taxi y plasma las anécdotas con el mismo salvaje sentido del humor que respiraban en sus personajes de El Jueves.
Igual que Travis, el protagonista de la película de Scorsese, nuestro taxista-dibujante sufre la crisis del sistema y asiste al espectaculo nocturno. Un espectáculo que nos ofrece a través de estas páginas y nos invita a adivinar qué es realidad y qué es ficción en el cómic.
Más información sobre el autor: www.bieland.com
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