Hoy venimos con la reseña de un volumen muy especial, de uno de esos mangas que, aunque sea demasiado profundo para algunos, todo el mundo debería leer alguna vez en su vida, por el mero hecho de culturizarse en el sector.
Estamos hablando de la obra de Taiyô Matsumoto titulada GoGo Monster que ECC ediciones puso a la venta a finales del año pasado y la cual realiza un viaje al subconsciente, al entorno imaginario y real de un niño en plena etapa de cambio.
Para aquellos que no conozcan al autor, Matsumoto es también de otras obras con ambientes similares e intimistas como Sunny o Tekkonkinkreet, aunque fue con GoGo Monster con la que resultó ganadora del premio especial de la Asociación Japonesa de mangakas en 2001 y nominada al premio al mejor dibujo en el Festival Internacional de Angoulême de 2006
La edición que pone en nuestras manos ECC consta de un formato en Rústica con portada a color pero interior en blanco y negro y está formada por la friolera de 472 páginas, todo un volumen de peso que está a la venta por 27€
Gogo Monster:
La historia de este manga tiene lugar a lo largo de un año y se centra en un colegio el cual se encuentra con que cada vez hay peor conducta entre sus alumnos, mas absentismo y muchas desgracias. Sin embargo aunque sea en este colegio donde tiene lugar la trama, sus protagonistas son tres niños en diferentes etapas de la vida y diferentes estatus sociales.
Por un lado tenemos a Yuki Tachibana, un chico solitario que tiene visiones de otro mundo el cual se superpone con el nuestro y que es causante de esta creciente oscuridad social. Yuki está convencido que en la cuarta planta de su colegio, la cual está prohibida al paso, esconde criaturas invisibles que solo unos pocos, entre ellos él, pueden ver. El líder de estas criaturas es Super Star quien, aunque es un ser bueno, poco puede hacer contra esta nueva oscuridad que acecha a sus compañeros y les incita a cometer malos actos o a faltar a clase.
El problema está en que tanto Super Star como la oscuridad o esos otros seres no son más que el producto de la imaginación de Yuki, lo cual sumado a su comportamiento le convierten en objetivo fácil de burlas y menosprecios entre sus profesores y compañeros.
Yuki, quien comienza con como único amigo el señor Ganz, conserje del colegio y con quien puede hablar de sus problemas, encuentra la amistad del segundo personaje de esta historia, Makoto Suzuki.
Makoto es todo lo opuesto a Yuki, es el chico nuevo del colegio quien es trasladado tras el cierre del anterior centro donde estudiaba. Es simpático, amable y con buen estatus social y muchos amigos, sin embargo, tras sentarse al lado de Yuki comienza a sentirse atraído por su personalidad y esas historias contadas sobre Super Star. Sin embargo Yuki no puede ver esos seres que su compañero le asegura que existen y termina dividido entre la curiosidad por estar cerca de Yuki y el temor o ser rechazado socialmente igual que él.
Y finalmente encontramos a IQ, el último personaje de la historia. IQ, llamado así por su alto coeficiente intelectual pese a encontrarse en los cursos superiores, es un genio matemático con la peculiaridad de ir siempre con una caja de cartón sobre su cabeza, separándose así no solo de forma psicológica sino incluso física de todo lo que le rodea a su alrededor. Es IQ quien tras varias conversaciones con Yuki, le hará ver que sus creencias sobre el otro mundo que dice ver no son más que meras extrapolaciones psicológicas de sus intensos sentimientos de soledad.
Sin embargo, IQ no es quien para criticar a Yuki, ya que el mismo siente una clara adversidad contra todo aquello que no sea perfecto, limpio y cuadriculado, generando un trastorno mental en el muchacho que irá empeorando poco a poco hasta que logre encontrar la solución a sus preguntas.
A lo largo del curso escolar estos tres niños exploraran los recovecos de su mente, encontrando el camino a seguir para pasar esa dura transición de niño a adulto en la que permanecen sumidos cual sueño, aunque les cause pesadillas
Características:
Estoy segura de que no debo de ser la única que encuentre un poco difícil esta historia al contar con un ambiente y una trama un tanto subrealista. Queda claro que no es el típico manga fácil de leer o que da pistas al lector sobre el camino que seguirán sus personajes, ya que nunca llegamos a descubrir que es cierto y que es ficticio para estos tres niños, consiguiendo simplemente ser espectadores de su infancia y el paso que estos dan hacia una etapa mas madura.
Sin embargo, no por contar con una temática más profunda y difícil tenemos que dejar de lado este volumen. Sus personajes cuentan con un desarrollo psicológico muy interesante, siendo como no el protagonista Yuki, quien, aunque hable de monstruos y seres extraños, tiene muy claro que tras la infancia la mayoría de seres humanos pierden algo muy preciado, la imaginación al “endurecerse el cerebro como una piedra”. Son reflexiones como esta las que consiguen que el volumen aunque sea difícil de entender, atraiga al lector y termine buscando la conclusión del mismo.
Muy interesante es también el desarrollo de IQ, quien aunque comienza con una caja sobre su cabeza, la cual va aumentando de tamaño según el nivel de inseguridad y rechazo que siente hacia el resto de sus congéneres, también cuenta con una mente lúcida y maravillosa, capaz de conseguir vislumbrar más allá de los temores de Yuki e identificar de una forma rápida el porqué de sus visiones, algo solo logrado por el único adulto que parece cuida de estos tres niños, Ganz.
En cuanto a la trama, Matsumoto no nos lo pone nada fácil. Su historia da vueltas y vueltas sobre un mismo punto, estando incluso desorganizada, con viñetas y textos difíciles de entender y mezclando horror y fantasía a partes no siempre iguales, pero esa es parte de la gracia. Bien podríamos leer la historia como lo que intenta ser, un manga de un niño que habla con seres mágicos quienes batallan contra una oscuridad, o podemos afrontarla como el lector adulto haría, la exploración en la mente de un chico con autismo o algún trastorno similar, incapaz de reaccionar ante el mundo como el resto de
personas.
personas.
Ya lo hagamos de una forma o de otra, la historia se siente inconexa, como si faltara algo más, ya que no se puede leer solo en un único sentido, sino que es necesario de la mezcla de ambos para que tome forma.
Es una historia profunda, que nos hace darnos cuenta de la importancia de la infancia en los niños. Un niño demasiado racional pierde parte de su ser al caer en las redes de todo aquello que es adulto, cuadriculado y lógico, IQ es una representación de ello, un niño que aunque habla como un adulto y piensa como uno, sigue siendo un niño asustado, cuya única forma de protegerse del exterior es con una caja. Por el contrario, Yuki es excesivamente sensible, soñador e imaginativo, termina sin saber diferenciar entre la realidad y la ficción al no contar con un guía que le enseñe y eso le convierte en un paria en el entorno escolar, un incomprendido.
Así pues, de nuevo volvemos a encontrarnos con la misma idea, el balance entre lo real y lo ficticio, entre la racionalidad y la imaginación, ese balance representado por Makoto es el camino adecuado a seguir.
Arte:
Y finalmente hablemos del arte de este volumen. A nivel gráfico puede asustar a varios lectores al contar con un estilo muy personal, pero a día de hoy, con mangas como Shingeki donde queda claro que lo importante es la trama y no el dibujo, tendríamos que estar curados de espanto y darles una oportunidad a estos mangas que aunque de buenas a primeras no parezcan estéticamente bonitos, sí que cuentan historias interesantes.
Y es que el dibujo de Matsumoto, aunque parezcan líneas inestables, abruptas o extrañas, realmente representan muy bien el ambiente de este manga. Todos sus dibujos son muy expresivos, y curiosamente, menos los niños, el resto de elementos como las flores, los aviones etc, cuentan con líneas muy nítidas resultando en dibujos muy bellos. En contraposición encontramos a los protagonistas, quienes en algunas viñetas se ven desdibujados, faltos de habilidad o simplemente extraños al estar rodeados de un entorno fácil de reconocer.
Personalmente encuentro que este manga, al contar con dicho dibujo, supone un reto para el lector, una forma más de expresar las ideas de Matsumoto sobre no quedarse con la imagen externa de las cosas, ir más profundo, a buscar el verdadero significado de esta obra tan compleja.
Conclusión:
Este manga puede que no sea para todo el mundo al contar con un argumento difícil de entender o mas bien de visualizar. Sin embargo, si que todo el mundo debería darle una oportunidad e intentarlo. Las lecciones sobre el paso a la madurez, las formas que tenemos de ver la vida y la inocencia infantil quedan muy bien retratadas en esta obra, eso si sabes buscar dentro de ella y no dejarte engatusar con su apariencia externa. Es bueno de vez en cuanto pensar como un niño y dejarte llevar al mundo de fantasía en el que reina Super Star de la mano de Taiyo Matsumoto.