Este mes de septiembre editorial Ivréa lanzaba al mercado el primer tomo de una de sus nuevas licencias, una colección de terror psicológico dirigida al público adulto de lo más bizarra capaz de sorprender a propios y extraños con su contenido: hablamos de SCUMBAG LOSER, obra del mangaka Mikoto Yamaguchi, conocido por obras como Tomodachi Game o la perturbadora Dead Tube.
Originalmente titulado Saiteihen no Otoko ( 最底辺の男), fue publicado en la revista Gangan Joker de Square Enix entre noviembre de 2011 y diciembre de 2012, la serie fue posteriormente recopilada en tres volúmenes tankoubon que Ivréa nos brinda en idéntico formato B6 con sobrecubierta, prometiendo una cadencia bimestral.
SCUMBAG LOSER
La historia nos presenta a Masahiko Murai, un ser humano de 16 años que se encuentra en lo más bajo de la cadena alimenticia: obeso, despreciado y con un código moral digno del peor perdedor sobre la faz de la tierra, el muchacho se pasa su tiempo libre en casa observando al resto de la gente a la que graba para insultarlos y menospreciarlos mientras huele sus bragas favoritas.
Un individuo totalmente repugnable que cree que todo el mundo da asco menos él y Haruka Mizusawa, la adolescente dueña de las bragas y de quién tiene la habitación forrada de pósters y fotografías.
En definitiva, un asco de persona de arriba a abajo, cuya afición además es olfatear a la gente, excitándose cuanto más peculiar y fuerte es el olor que desprenden... como es el caso de su compañero Yamada, el único tipo más perdedor que él en su clase.
Pero este status quo cambia totalmente cuando de repente Yamada anuncia que tiene una novia... una chica super jamona de la cual enseña fotos al resto de chicos en clase, consiguiendo su admiración y envidia.
Desesperado al ver que está a punto de bajar el último escalón que le faltaba para tocar fondo, Yamada actúa rápidamente y sin pensarlo demasiado, mostrando fotografías de Haruka Mizusawa presentándola como su novia, con la que mantiene una relación a distancia.
Una situación como cualquier otra, hasta que al día siguiente aparece la propia Haruka Mizusawa como alumna de intercambio siguiéndole el rollo delante de los demás y confirmando que están saliendo junto.
Intrigado, Masahiko la cita fuera de las clases en una cafetería, dispues a descubrir toda la verdad...
... Y es que la auténtica Haruka Mizusawa murió hace cinco años...
Así que, ¿quién es esta mujer y por que es exactamente igual que ella? ¿Con que finalidad ha llegado para usurpar su puesto en la sociedad, aprovechando su relación con Masahiko?
Todo esto, aunque está claro que es lo más importante, le da igual a nuestro protagonista, que a cambio de poder sseguir fingiendo que tiene una novia buenorra está dispuesto a ser el esclavo a disposición de Haruka, a pesar de que claramente algo no está bien con ella...
De esta forma es como Masahiko termina metiéndose en un peligroso juego en el que Haruka le obliga a conseguirle gente totalmente inútil, perdedores como él a los que nadie vaya a echar de menos para condenarlos a lo que tiene pinta de ser un destino terrible.
Bajo esta premisa da inicio esta historia de terror psicológico que nos ha dejado totalmente enganchados, una historia repleta de gente despreciable con un horror subyacente que supera lo esperado y que, además, viene en compañía de un arte capaz de crear viñetas realmente escalofriantes.