Manga: Review de "Takagi-san, experta en bromas pesadas" (Karakai Jouzu no Takagi-san) de Sōichirō Yamamoto - Ivréa
Este jueves santo nos llegaba de la mano de editorial Ivréa el primer volumen de una de sus nuevas licencias anunciadas el pasado Salón del Manga de Barcelona y una de las más esperadas (con permiso, por supuesto, de 3x3 Ojos).
Hablamos del manga Karakai Jouzu no Takagi-san (からかい上手の高木さん), una obra de lo más dulce que la editorial ha traducido sabiamente como Takagi-san, experta en bromas pesadas.
Este manga de Sōichirō Yamamoto comenzó a publicarse en la revista Gesse mini de Shogakukan en 2013, contando por ahora con 6 tomos recopilatorios. El manga fue nominado a mejor obra en edición de este año de los premios Manga Taisho Award.
De hecho, muchos los conocéis a través de su adaptación anime, cuya primera temporada de la serie se estrenaba el 8 de enero de 2018 y contaba con 12 episodios a cargo del estudio Shin-Ei Animation contando con Hiroaki Akagi en la dirección.
El manga nos llega en una edición muy similar a la japonesa excepto por algún pequeño detalle sin importancia, como la cenefa de rombos (bastante fea) de las solapas que traía el original en la sobrecubierta, que ha desaparecido de la española para da paso a un diseño bastante más elegante.
De hecho, muchos los conocéis a través de su adaptación anime, cuya primera temporada de la serie se estrenaba el 8 de enero de 2018 y contaba con 12 episodios a cargo del estudio Shin-Ei Animation contando con Hiroaki Akagi en la dirección.
El estudiante de secundaria Nishikata es humillado constantemente por su compañera de asiento Takagi-san. Con su orgullo destrozado, gira la mesa hacia Takagi-san y se promete a si mismo meterse con su compañera día tras día y conseguir burlarse de ella. ¿Será capaz de hacer que Takagi-san se ruborice de vergüenza por una una vez al final?
La premisa del manga es tan sencilla como promete su sinopsis. Todo gira en torno a Nishikata y Takagi, chico y chica respectivamente que se sientan uno junto al otro en clase. Nishikata, nuestro protagonista, es un chico de lo más normal que sufre a diario las bromas de Takagi-san, cuya mayor afición en la vida es meterse con él de manera continua llevándole a la desesperación.
Decidido a no rendirse ante las continuas victoria de Takagi, Nishikata se pasa el día pensando en como devolversela a su compañera, ideando retorcidos planes que habitualmente fracasan... básicamente por que la muchacha es el doble de espabilada y madura que él, haciendo que los ataques de Nishikata se tornen siempre en su contra sacándolo de quicio y haciendo que termine muerto de vergüenza.
Pero bajo esta premisa se encuentra una historia que lleva a su máximo exponente el Los que se pelean se desean.
Aunque Nishikata es demasiado orgulloso e inmaduro para reconocerlo, que le importen tanto las constantes bromas de Takagi es precisamente por que le gusta la chica de al lado. Cada nueva frase de Takagi, cada insinuación, cada referencia a una relación de pareja entre ambos le derrota por completo, provocando que para el pobre chico sea imposible ganar.
Y por otro lado, las bromas y declaraciones totalmente sinceras de Takagi le dejan claro al lector sus sentimientos por Nishikata... una continua declaración de amor por su compañero que, en su pueril comportamiento, él es incapaz de ver.
Las pullas constantes de uno por el otro, como Takagi busca cualquier escusa para quedarse con él después de clase o los días de fiesta, le espera por la mañana en clase cuando es el delegado o simplemente se preocupa por él nos muestra unos sentimientos puros de manera constante, añadiendo a esta comedia un ingrediente del que pocos mangas son capaces, enganchando completamente al lector.
Y no es solo a través de las bromas que se hacen el uno al otro y en la actitud de Takagi en las que Sōichirō Yamamoto nos transmite estos sentimientos, si no en cada gesto y mirada de la muchacha y en como el chico se muere de vergüenza, algo qu es capaz de lograr mediante un estilo de dibujo que, si bien al principio se antoja muy sencillo, es capaz de capturarnos rápidamente y mantenernos leyendo mientras el corazón nos va a mil entre las risas de las situaciones propuestas en sus viñetas.
En forma de pequeños gags, cada uno ofreciéndonos una nueva broma o un nuevo enfrentamiento entre los protagonistas de algún tipo, el mangaka logra encuadrar una comedia romántica como pocas, de las que te dejan con esa sonrisa de idiota tras una buena carcajada y otra de esas miradas dulces.
El resultado es un producto divertido y cargado de intenciones, en el que inevitablemente nos enamoramos de unos personajes repletos de carisma.
La premisa del manga es tan sencilla como promete su sinopsis. Todo gira en torno a Nishikata y Takagi, chico y chica respectivamente que se sientan uno junto al otro en clase. Nishikata, nuestro protagonista, es un chico de lo más normal que sufre a diario las bromas de Takagi-san, cuya mayor afición en la vida es meterse con él de manera continua llevándole a la desesperación.
Decidido a no rendirse ante las continuas victoria de Takagi, Nishikata se pasa el día pensando en como devolversela a su compañera, ideando retorcidos planes que habitualmente fracasan... básicamente por que la muchacha es el doble de espabilada y madura que él, haciendo que los ataques de Nishikata se tornen siempre en su contra sacándolo de quicio y haciendo que termine muerto de vergüenza.
Pero bajo esta premisa se encuentra una historia que lleva a su máximo exponente el Los que se pelean se desean.
Aunque Nishikata es demasiado orgulloso e inmaduro para reconocerlo, que le importen tanto las constantes bromas de Takagi es precisamente por que le gusta la chica de al lado. Cada nueva frase de Takagi, cada insinuación, cada referencia a una relación de pareja entre ambos le derrota por completo, provocando que para el pobre chico sea imposible ganar.
Y por otro lado, las bromas y declaraciones totalmente sinceras de Takagi le dejan claro al lector sus sentimientos por Nishikata... una continua declaración de amor por su compañero que, en su pueril comportamiento, él es incapaz de ver.
Las pullas constantes de uno por el otro, como Takagi busca cualquier escusa para quedarse con él después de clase o los días de fiesta, le espera por la mañana en clase cuando es el delegado o simplemente se preocupa por él nos muestra unos sentimientos puros de manera constante, añadiendo a esta comedia un ingrediente del que pocos mangas son capaces, enganchando completamente al lector.
Y no es solo a través de las bromas que se hacen el uno al otro y en la actitud de Takagi en las que Sōichirō Yamamoto nos transmite estos sentimientos, si no en cada gesto y mirada de la muchacha y en como el chico se muere de vergüenza, algo qu es capaz de lograr mediante un estilo de dibujo que, si bien al principio se antoja muy sencillo, es capaz de capturarnos rápidamente y mantenernos leyendo mientras el corazón nos va a mil entre las risas de las situaciones propuestas en sus viñetas.
En forma de pequeños gags, cada uno ofreciéndonos una nueva broma o un nuevo enfrentamiento entre los protagonistas de algún tipo, el mangaka logra encuadrar una comedia romántica como pocas, de las que te dejan con esa sonrisa de idiota tras una buena carcajada y otra de esas miradas dulces.
El resultado es un producto divertido y cargado de intenciones, en el que inevitablemente nos enamoramos de unos personajes repletos de carisma.